LA IRA Y LA ANSIEDAD

Aunque todos nos enojemos a veces, no te fíes de la ira, porque esta emoción te empequeñece y contamina, hace que sigas siendo pobre y teniendo miedo. Destruye el amor y te mantiene alejado de los demás.

La ira es una señal que debes escuchar. Cuando te enojas quiere decir que tienes que cambiar algo. Escúchala y haz el cambio que tengas que hacer, pero no sigas enojado. Las personas que están enfadadas la mayor parte del tiempo están bloqueando los caminos que les llevan al desarrollo espiritual. Mientras estás enojado no puedes transformar el miedo en serenidad. Al sentir que la ira surge en ti, no la alimentes. Elige en su lugar disolverla por medio de una bondad incondicional.

Si estás cerca de una persona que siempre está enojada, protégete alejándote de ella y envíale, al mismo tiempo, una energía llena de amor y perdón.

La ira no puede combatirse por medio de la fuerza. La paciencia es un sistema mucho más eficaz para ello. La impaciencia, que lleva a la ira, miedo, desaliento y fracaso. La paciencia en cambio, crea confianza, decisión y una actitud generosa, lo cuál lleva al éxito.

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