EL PERDÓN

Cada vez que perdonas a alguien de veras, hay un poco más de bondad en el mundo. Para poder perdonar hay que ser muy valiente, conocerse a sí mismo, quererse y tener una mente serena. La capacidad de perdonar es el atributo de aquellos que tienen fuerza interior. Aunque creas ser alguien que perdona, sólo será así cuando seas capaz de perdonar a la persona que te ha herido u ofendido profundamente. La vida es la aventura de perdonar a los demás.


El perdón cura todas las heridas, sea lo que sea lo que las haya causado. Aunque no siempre cure una relación, siempre cura tu vida. Cuando eligen no apegarte a lo que alguien te ha hecho, ni culparle ni odiarle por ello, estás eligiendo invitar a la paz y al amor a tu vida.

En realidad, no importa si la persona que te ha herido se merece que la perdones. El perdón es un regalo que tú te ofreces a ti mismo, porque al perdonar te desprendes de la carga de dolor y amargura que llevabas a cuestas. Cuando perdonas, curas tus miedos y experimentas la serenidad, el estado en el que reside la satisfacción. A ésta no le afecta el miedo y es una expresión de la serenidad que la mayoría podemos sentir y aceptar. La satisfacción es una felicidad madura.No pretende nada, ni ninguna situación puede disminuirla.

Si tu vida está afectada por alguien que se niega a perdonar o que es incapaz de pedir perdón, deséale lo mejor y deja que se vaya de tu vida, junto con su rabia.

* Cuando me estaba formando como terapeuta, una de las cosas que más se me quedaron grabadas fueron el tema del perdón y la compasión ( tanto a los demás como a uno mismo), y siempre recordaré esta frase:

PERDONAR, NO ES DAR LA RAZÓN AL OTRO...

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